• mayo 2, 2024

¡No al cantón!, el grito que llena el barrio

 ¡No al cantón!, el grito que llena el barrio

El caso del cantón sorpresa

 

Había una vez un barrio nuevo de Madrid, algo especial pues las vecinas y vecinos sentían a veces cómo los aviones que aterrizaban en el aeropuerto de Cuatro Vientos les despeinaban al pasar. Y es que estaba tan cerca de la pista de aterrizaje que podían ver  despegar a los aviones desde las aceras. Sí, sí estamos hablando del barrio llamado Cuatro Vientos en el distrito Latina.
 
Pero no, este relato no es un cuento de hadas, es más bien la pesadilla que están viviendo un montón de personas de este barrio que se enfrentan a una arbitraria decisión municipal.
Solar seleccionado para el cantón de limpieza

¿Cómo es Cuatro Vientos?

Es un barrio nuevo, del Pau de Carabanchel, con nuevas urbas y edificios, con una catedral ortodoxa,  jardines pequeños, una guardería del Ayuntamiento y varios grandes supermercados. Eso sí, también muchos descampados, solares de todo tipo, algunos privados y otros propiedad del Ayuntamiento, que esperan ser utilizados para acoger instalaciones como bibliotecas, algún centro médico o cultural. Hace unos meses, se comentaba incluso ¡que iban a poner un polideportivo! Ya veremos.
 
El vecindario de Cuatro Vientos en su mayoría son familias jóvenes. Ya llevaban un tiempo fastidiados por el incremento del ruido del aeropuerto en los últimos años, cuando se enteraron, por casualidad, de los planes secretos del Ayuntamiento: se había decidido instalar un cantón en una de las parcelas vacías, sin previo aviso para el vecindario, actuando a sus espaldas, con premeditación y alevosía, pues ya en los propios documentos de concesión se avisa de las posibles molestias a los vecinos.
 
 
 

¿Qué es un cantón de limpieza?
 
Al principio, cuando hablan de cantones mucha gente no sabe de qué se trata. Los cantones son unas naves industriales en las que se guardan los camiones y maquinarias de limpieza municipal. Producen ruidos, olores y molestias en su entorno.
 
Y sin embargo aún siendo conscientes de la problemática que conlleva este tipo de instalaciones, los dirigentes municipales de las Áreas de Medioambiente y Movilidad eligieron una parcela pegada a un edificio residencial. Nadie entiende los motivos.
¿Es que no hay otro sitio donde poner el cantón? Pues sitio hay mucho, si algo no falta en Cuatro Vientos son solares, el propio Ayuntamiento cuenta con espacios alejados de las zonas residenciales que podrían albergar mejor este tipo de instalaciones. Por eso desde el punto de vista de las ciudadanas solo se percibe una falta total de interés por el bienestar de las personas, un modo de gobernar en contra de la ciudadanía de la periferia, como si fuéramos ciudadanas de segunda. Y eso ya es un concepto muy pasado de moda.

 Qué triste y tremenda esta situación que viene a causar una degradación  importante en una zona residencial, a la que apensaas se ha prestado atención, pues ni colegios públicos, ni bibliotecas, ni centros médicos, ni apenas transporte público. Nada hay en este barrio.

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Ante esta injusticia tan grande, los vecinos y vecinas se han organizado, han unido sus voces para corear la frase que se escucha todos los miércoles en las caceroladas que se realizan NO AL CANTÓN, una frase que se lee en vallas y en ventanas, que invade el barrio y que ya incluso ilumina ya por las noches el propio solar: NO AL CANTÓN. Y es que está en juego el bienestar del barrio, pues todos los edificios de la zona se verán afectados por esta instalación que, insistimos, debería situarse en suelo industrial.
 
Una paradoja: ¿el Ayuntamiento incumple su propia normativa?
Sobre la construcción de una instalación industrial en zonas residenciales, hay que llamar a la coherencia del Ayuntamiento. Si una entidad o empresa no puede situar instalaciones industriales en zonas residenciales ¿a qué se debe que el Ayuntamiento pueda salatarse su propia normativa y hacerlo así?
 
Menos mal que es Navidad y es época de reflexión y bondad. Esperamos que el espíritu navideño contagie a los responsables de esta decisión  y pasen del pesimismo que dicen que tienen en cuanto a la posibilidad de buscar otra localización,  a una postura más saludable, más optimista y más dialogante, pues no estamos dispuestas a tolerar que nuestras casas sean invadidas por olores y ruidos, y más cuando la solución para evitarlo es tan fácil.
 
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